lunes, 18 de mayo de 2015

Aprendisaje

Aprendizaje cooperativo.


La escuela refleja con cierta precisión la sociedad a la que pertenece, uno de los rasgos actuales es el carácter multiétnico y multicultural. ¿Qué sucede cuando el docente se encuentra ante grupos heterogéneos? ¿Cómo hacer para que todos los alumnos aprendan? ¿Cómo trabajar en un aula inclusiva sin que ello sea una utopía?
Un escuela inclusiva es aquella que trata de reconocer las diferencias, valorar a las personas por lo que son y cómo son, creer en sus posibilidades de mejora y darles la oportunidad de desarrollarse con sus iguales, pues todos somos tan iguales como desiguales, y hay que aceptar las semejanzas y las diferencias como algo real e inherente al hecho humano.
Y un aula inclusiva es aquella donde cada alumno pueda aprender con sus compañeros y de sus compañeros.
Aprender juntos, aunque sean diferentes, es el comienzo de un aprendizaje cooperativo. La cooperación supone algo más que la colaboración; detrás de ella hay valores fundamentales que la atraviesan como la solidaridad y el respeto por el otro. El objetivo de este aprendizaje es que los alumnos se ayuden mutuamente a aprender, esto implica “aprender a cooperar” y “cooperar para aprender”, de esta manera el aula se convierte en una pequeña comunidad de aprendizaje, donde se aprende en equipo.
¿Qué es un aprendizaje cooperativo? 
El aprendizaje cooperativo es utilizar con una finalidad didáctica el trabajo en equipos reducidos de alumnos, utilizando actividades que aseguren al máximo la participación igualitaria de los alumnos y el aprovechamiento de la interacción simultánea entre ellos. La finalidad es que todos los miembros aprendan los contenidos hasta el máximo de sus posibilidades y aprendan, además, a trabajar en equipo y otros valores como la solidaridad, el respeto por las diferencias y la ayuda mutua.
¿Qué aprendemos?
– Habilidades sociales.
– Contenidos propios del área de aprendizaje.
– Estrategias de aprendizajes: cómo aprender.
¿Cómo aprendemos?
– Colaborando.
– Realizando algo con sentido y significado para todos.
– Reconociendo el valor del resultado de la colaboración.
¿Qué pretendemos?
– Aprender más y mejor.
– Saber solucionar los problemas en grupo.
– Saber cómo se aprende y cuáles son los caminos apropiados para hacerlo: AUTONOMÍA EN EL APRENDIZAJE.
¿De qué manera se lleva a cabo un aprendizaje cooperativo?
– Los alumnos forman pequeños equipos de trabajo, para animarse y ayudarse a la hora de aprender.
– Se espera que cada alumno aprenda lo que se le enseña y que contribuya a que aprendan sus compañeros.
¿Cuál es el rol del docente en un aprendizaje cooperativo?
El rol del docente tiene tres dimensiones:
– Como mediador: diseña actividades, organiza el material, el aula, los alumnos y asigna la tarea.
– Como observador: interviene según las dificultades, dinamiza la cooperación, valora el proceso de resolución y el resultado de la cooperación.
– Como facilitador de la autonomía en el aprendizaje: cede progresivamente el control de las actividades a los alumnos, favorece la toma de decisiones, exige que los alumnos valoren el resultado y el proceso seguido.
¿Cuáles son los rasgos de un aprendizaje cooperativo?
– Interdependencia positiva. Los alumnos, en el desarrollo de sus tareas de grupo, se perciben mutuamente necesarios para resolverlas, lo que supone compartir recursos, objetivos comunes y roles específicos para cada uno.
– Favorecimiento de la interdependencia cara a cara. Ayudarse, compartir esfuerzos, animarse, explicarse algo mutuamente, discutir, etc. serían ejemplos significativos de ello.
– Responsabilidad individual. Cada componente del grupo debe responsabilizarse personalmente de su propio trabajo, de los resultados a los que llegue y, en consecuencia, de sus aportaciones al grupo.
– Habilidades de intercambio interpersonal y en pequeño grupo. Ningún grupo funciona satisfactoriamente si sus componentes no poseen y no desarrollan determinadas habilidades de relación social: de comunicación, de toma de decisiones, de resolución de conflictos, etc.
– Conciencia del propio funcionamiento como grupo. En lo que se ha realizado, lo que falta por hacer, lo que salió como se esperaba, en cómo nos relacionamos, etc.
Para tener en cuenta a la hora de enseñar
Algunos consejos para los maestros y maestras:
– Actuar como lector y como escritor, haciendo participar a los alumnos y a las alumnas de situaciones que les permitan mostrar cómo se lee y cómo se escribe.
– Ser un buen transmisor del uso de la lengua escrita, presentándola como un código estable.
– Plantear situaciones problemáticas contextualizadas, que sean significativas y favorezcan el intercambio entre los niños y las niñas.
– Seleccionar la mayor variedad de textos.
– Crear una atmósfera de respeto, valorando los trabajos y los logros de cada niño y de cada niña, así como también fomentar un clima de confianza donde puedan aprender sin inhibición. Para ello, es importante que el docente tenga en cuenta no solamente los aspectos que les faltan por conseguir, sino también debe rescatar los conocimientos que ya fueron logrados.
– Realizar preguntas para saber los conocimientos previos con los que parten nuestros alumnos y alumnas.
– Dejar un tiempo para que los niños y las niñas intenten responder a nuestras preguntas, sin pretender que su respuesta sea correcta ni inmediata.
– Cuando se hacen preguntas iniciales (“¿qué dirá aquí?”) deben ofrecerse elementos contextuales a fin de evitar que los niños traten de adivinar la respuesta, por no contar con elementos suficientes.
Fuentes de consulta:
Bidegaín, Nicolás (Coord.), 2009, El aprendizaje cooperativo. España.
Peré Pujolás Maset, 2009, El aprendizaje cooperativo y la educación inclusiva. España.


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